15/1/11

Siete estrellas o más


La noticia de que nuestro pueblo va a cambiar la legislación hotelera es una bomba. ¿Qué coño es eso de poner el límite en cinco estrellas habiendo millones en el universo? Sólo la torpeza de los legisladores españoles puede explicar un sinsentido así. Tendremos un hotel de siete estrellas y, si se ponen tontos en la junta, de ocho o de nueve. O de treinta y cuatro, joder, que ya está bien de poner límites al crecimiento de nuestro potencial turístico.

Ya hemos hablado en alguna ocasión de la espectacular creación de puestos de trabajo. Para empezar, ya tenemos a trescientas criaturitas con una mano atrás, y la otra ni se sabe, acoquinando cincuenta euros para tener derecho a que te enseñen a decir gutenmorgen, gutenaben y gutentag. Sin un buen nivel de alemán es imposible remeter bien la colcha en una de esas habitaciones de ensueño que van a construir en el peñón del lobo. Podría llamarse timo del benata pero se llama almuforma. Dará que hablar.


Pero a mí lo que más me ha impresionado es la foto del futuro hotel que publica nuestro gran periódico independiente, el costatropical. Una playa de fina arena ha sustituido a nuestra entrañable playa del muerto llena de piedrecitas, chinos y peñonazos. Un agua tropical de color celeste que parece esconder caracolas y conchas finas ha suplantado la preciosa ribera mediterránea de color azul oscuro que baña nuestras costas. En la ladera podemos contemplar una frondosa vegetación, una selva tropical que hará las delicias de mi señora cuando la lleve de paseo y le diga: mira, fina, esto era la playa del muerto. Aquí había una caseta abandonada, y allí unos matojos. Los milagros no los hace solo el jefe de don eugenio.

Nadie sabe cómo es el hotel, pero podemos soñarlo. Sus habitaciones inmensas, sus pasillos señoriales, sus acogedores salones, sus magníficos restaurantes, esas refrescantes piscinas y esos entrañables salones de sauna y masaje. Quizá para ayudar a nuestra empobrecida imaginación, podía yanguas colocarnos en el próximo número del costatropical unas fotos de hoteles de siete estrellas para que nos vayamos haciendo el cuerpo.

Mientras tanto, nos basta contemplar desde la ventana de una lujosa habitación de nuestro magnífico hotel unas bonitas cabañas de madera que han sido construidas una tarde de estas sin que nos hayamos dado cuenta.

Ahora entiendo por qué el astuto justo, el pelirrojo emprendedor, había colocado una caseta en la playa del muerto, cómo trataba de mantenerla a viento y marea luchando con el intrépido yanguas y su asociación de ecologistas sexitanas, siempre prestas a velar por el ecosistema. Y es que justo ya había visto el filón. Este madrileño pelirrojo al que usted no conocerá probablemente porque todavía no se ha hecho tan famoso como fermín té, lleva dos años tocándole las pelotas al señor alcalde con una casetita humilde que se ha empeñado en poner en la playa del muerto para vender cocacolas fresquitas a los marranos que van allí a enseñar el culo.

Pues esta guerra está a punto de terminar. Fuera justo y su chabacana casetita y adelante el futuro. Demos la bienvenida al hotel con más estrellas del universo. Por lo pronto, ya hemos cambiado la arena, el agua y la vegetación. No te digo yo lo que veremos en unos años si este cuento sigue adelante. Y si no sigue, que será lo más seguro, también veremos cosas interesantes. Se lo aseguro.


Aunque tenemos un problema con los descreídos. Hay gente que dice que el hotel de siete estrellas de almuñécar es en realidad el hotel de siete estrellas tree samui de Tailandia. Dicen que yanguas es un embustero y un liante. Y me han enviado una foto que aquí les muestro.

Yo creo, más bien, que los de tailandia se han copiado y han puesto una foto de nuestro hotel. Es una cuestión de fe, amigo. Y la fe mueve montañas.
Salud

1 comentario:

  1. Da igual, no lo vamos a ver terminado, según los Mayas el mundo acaba en 2012. Y yo ya estoy viendo signos de ello,sobretodo desde que Mariadolores compra en los chinos... ¬¬

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